Basir, un refugiado sudanés de 25 años, lleva huyendo desde que era adolescente debido a persecución religiosa y conflictos en su país, Sudán. En junio de 2022 fue uno de los supervivientes de la tragedia de Melilla, pero fue expulsado en caliente. A pesar de que España resuelve favorablemente el 100% de los expedientes de sudaneses, Basir no ha podido formalizar su solicitud de protección internacional. Tras acudir a la Embajada de España en Rabat en diciembre de 2022 y solicitar aplicar el artículo 38 de la Ley de Asilo, la Audiencia Nacional ordenó a la Administración que facilitara su traslado a territorio español, una medida que aún no se ha cumplido debido a la dilación de los ministerios de Exteriores e Interior.

La actuación del Gobierno español en el caso de Basir ha desencadenado críticas y cuestionamientos sobre la efectividad de las vías de acceso al derecho de asilo para personas africanas negras. A pesar de que España defendió ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos la posibilidad de solicitar protección en delegaciones diplomáticas, en la práctica este proceso se ha visto obstaculizado para Basir y otros casos similares. Su abogado, Arsenio G. Cores, ha lamentado la falta de cumplimiento de la resolución de la Audiencia Nacional y ha criticado la falta de respuesta por parte de los ministerios responsables.

La angustiosa espera de Basir en las calles de Rabat, con miedo a ser detenido y expulsado por las fuerzas de seguridad marroquíes, ha llevado a una petición de traslado inmediato a España, impulsada por diputados en el Congreso. A pesar de que la Audiencia Nacional inicialmente desestimó la medida cautelar para su traslado, una nueva sentencia del Supremo ha cambiado la situación, reconociendo los riesgos claros a los que se enfrentaría en Sudán y concediendo la medida cautelar. Esta sentencia establece que el peligro para la integridad física debe evaluarse en el país de origen del solicitante, no necesariamente en el país donde se realiza la solicitud.

La historia de Basir ha puesto de manifiesto las dificultades y obstáculos que enfrentan muchos refugiados africanos en su búsqueda de protección internacional. A pesar de las afirmaciones del Gobierno español sobre la posibilidad de solicitar asilo en delegaciones diplomáticas, en la práctica esto no siempre se cumple. Basir, que lleva meses esperando en condiciones precarias en Marruecos, se encuentra en una situación límite debido a los riesgos que enfrenta en su país de origen y la falta de respuesta de las autoridades españolas. Su caso refleja la lucha constante de los refugiados por acceder a sus derechos y protección internacional.

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