La historia comienza con un convoy militar que sale de una base para erradicar plantas de adormidera utilizadas para producir heroína en Guatemala. A pesar de la búsqueda exhaustiva, solo encuentran pequeñas parcelas de amapolas debido a la caída en los precios del opio, que ahora es reemplazado en gran medida por el fentanilo, un opiáceo sintético producido por los cárteles mexicanos de manera más fácil y económica con materiales de China. Esto ha llevado a una disminución en la demanda de amapolas y a que los cultivadores pierdan sus ingresos, empujando a muchas personas a migrar a Estados Unidos.

En los esfuerzos de erradicación en la frontera entre Estados Unidos y México, se ha visto una reducción en la incautación de heroína, mientras que las incautaciones de fentanilo se han más que duplicado. Aunque la ayuda de Estados Unidos en la erradicación de amapola sigue siendo necesaria, ahora la prioridad en Guatemala es la lucha contra las drogas sintéticas y los precursores químicos del fentanilo. Los soldados desplegados en la región siguen buscando amapolas de opio, sin embargo, muchos habitantes ven esto como un riesgo para sus ya escasos ingresos.

A pesar de las muestras de apoyo de Estados Unidos a través de entrenamiento, pruebas de drogas y vehículos, la presencia de soldados en las comunidades afectadas por la erradicación genera tensiones, ya que muchos ven esta operación como un ataque a su única fuente de ingresos. A medida que el fentanilo se convierte en la droga dominante en el mercado internacional, los efectos secundarios en países como Guatemala son evidentes en la disminución de la demanda de amapolas y los cambios en las estrategias de las autoridades antidrogas.

La aparición del fentanilo ha significado la disminución en el cultivo de amapola en Guatemala, lo que ha llevado a los cárteles mexicanos a buscar nuevas rutas para transportar precursores químicos del fentanilo a México. A pesar de los esfuerzos del nuevo presidente para combatir el tráfico de precursores químicos, la realidad en las comunidades afectadas por la erradicación es el impacto económico negativo causado por la caída en los precios de la amapola y la desaparición de una fuente de ingresos vital, lo que ha llevado a la migración de poblaciones a Estados Unidos en busca de oportunidades.

La lucha contra el narcotráfico en Guatemala ha sido un desafío constante, con el cultivo de adormidera convirtiéndose en una actividad común en un país donde las operaciones de erradicación han pasado de rociar herbicidas desde aviones a operaciones terrestres. Sin embargo, la llegada del fentanilo ha cambiado el panorama del narcotráfico en la región, haciendo que la producción de opiáceos sintéticos sea más rentable y menos riesgosa que el cultivo de amapolas. A pesar de los esfuerzos por combatir el tráfico de fentanilo, la situación de los campesinos que dependen de la amapola sigue siendo precaria.

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